En un mundo perfecto sólo importaría lo bien que hagas tu trabajo, pero no vivimos en un mundo perfecto, de modo que funciona seguir una serie de consejos.

A la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo son muchos los factores que hay que tener cuenta, todo suma, pero al final más que el CV o la experiencia lo que pesan son los detalles.

Se  da por descontado que en una entrevista uno va a querer trasladar la mejor impresión de uno mismo, que va a intentar venderse. La clave está en hacerlo sin pasarse. Seguridad en uno mismo sí, pero con límites y enfocando las cualidades hacia aspectos que interesen a tu entrevistador.

Por parte de los entrevistadores también se suele correr el riesgo de confundir comportamientos en la entrevista con habilidades. Es muy común confundir esa seguridad en uno mismo con competencia profesional o ser extrovertido con tener habilidades sociales.

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En este “doble juego” entrevistador-entrevistado hay una serie de factores que casi nunca fallan para que la entrevista tenga un resultado positivo para ambos.

El primero es la coherencia.

Si uno expone que para su trabajo es imprescindible escuchar a los demás, conocer sus necesidades, etc y no deja hablar al entrevistador algo falla.

Eso mismo sucede en la parte del entrevistador. Si por su comportamiento el entrevistado dio una primera impresión de extrovertido pero no deja de hablar, no se molesta en obtener información acerca de aspectos clave del puesto o de la empresa, igual va a ser que no tiene tantas habilidades sociales como se pensaba y no deja de ser una versión mejorada del típico charlatán.

Logros sí pero con enfoque.

Es imprescindible que en cualquier entrevista una de las primeras preguntas sea hablar del pasado, de los logros conseguidos. Si bien es cierto que si estamos sentados en la entrevista es por lo que hemos hecho, la empresa te va a contratar por lo que cree que vas a hacer y no tanto por lo ya realizado.

A la hora de exponer acciones pasadas no es recomendable explayarse demasiado. Se corre el riesgo de que algo positivo se convierta en negativo.

Seguramente no seas el único candidato al puesto, ni la única persona a la que se va a ver es día, por eso es bueno no aburrir a la audiencia,  enfocar los logros en datos o resultados obtenidos que sean medibles. Si se han gestionado equipos (de cuántas personas), si se ha aumentado la producción o la facturación (en qué porcentaje), si se han gestionado situaciones complicadas, trasladarlo a cómo se manejó la situación y qué resultados se obtuvieron tras ello.

Transformar habilidades propias en beneficio para la empresa.

Tanto en los Cv´s como en las propias entrevistas hay una serie de palabras y lugares comunes, aquellas que suenan vacías por no acabar de significar nada concreto.

Palabras como capacidad de liderazgo, empatía, capacidad de aprendizaje, etc.

Debido a un mercado laboral tan cambiante, al hecho de que todo vaya muy rápido, está muy de moda decir que uno “aprende rápido”. Pues bien, dicho así, suena a lo de siempre, mejor si se pone un ejemplo que lo corrobore. Uno ha de traer esta parte preparada de casa. Se ha de rebuscar en aquellas situaciones profesionales, laborales o incluso personales (dentro de unos límites de privacidad también son válidas) que le cambiaron a uno el guión previsto e hicieron que tuviera que improvisar. Con una moraleja, aquello que sacó en conclusión o aprendizaje de aquella situación.

No siempre tienen que ser momentos con final feliz. Se da por hecho que todos los profesionales que lleven un mínimo de años en activo han de pasar por situaciones buenas y no tan buenas. A veces se aprende más de un error cometido como lección para que no vuelva a ocurrir. Hay que trasladar la idea a tu interlocutor de que la empresa que te contrate tendrá un profesional que sabe aprender de sus errores y transformarlos en decisiones rentables para su empresa.

La rentabilidad puede estar en una buena gestión de equipos humanos o técnicos. En una decisión comercial acertada, en una gestión financiera o de proveedores, cada uno en su área puede tomar decisiones que sumen a la rentabilidad de la empresa.

Otros aspectos importantes:

Referencias. (No tanto como profesional sino, si es posible, como persona)

Como indicaba al principio, lo que se ha hecho en el pasado no te garantiza el éxito en tu futuro puesto, ya que cambian los momentos personales, cambia la empresa, cambian las situaciones, compañer@s, etc. Por tanto las referencias que se puedan aportar de trabajos pasados se tienen en cuenta como apoyo a una decisión ya casi tomada. Nunca como único aporte decisor.

Eso sí, toda referencia de terceros siempre pesará más que el propio “autobombo”, por tanto es bueno tener “apalabradas” algunas referencias si fuera necesario exponerlas en la entrevista. Los halagos de terceros siempre se tendrán más en cuenta que los propios.

Hoy en día, por todo lo comentado en cuanto a la rapidez de los cambios en las necesidades de las empresa se valoran más las referencias que tengan que ver con aquellos aspectos personales que sean trasladables a lo profesional. Es decir, una persona íntegra y con principios éticos seguramente los siga manteniendo independientemente del momento laboral, del sector de la empresa o de los compañeros que se encuentre en su nuevo puesto.

Puede que el puesto que estuviste desempeñando por mucho tiempo ya ni siquiera exista, por tanto de qué nos sirven tus referencias sobre tus funciones desempeñadas en determinada posición si a la empresa le interesan tus futuras capacidades en otro tipo de tareas.

Una persona que sabe sobrellevar la presión o que se ha sabido levantar ante situaciones desfavorables, seguramente lo seguirá demostrando independientemente de las responsabilidades que se le encomienden o labor que se le pida realizar.

Cómo vestir.

Lo mejor es haberse informado todo lo posible acerca de la empresa. Todo aquel «material» del que puedas disponer te será de gran ayuda para preparar la entrevista.

También aquella información gráfica.

Intenta obtener información de la/s persona/s que te van a realizar la entrevista. El sector de la empresa, la edad aproximada de la persona que te entrevista, dentro de su sector el tipo de empresa (más o menos innovadora, p. ej), la época del año, etc. Todo influye.

De esta forma podrás intentar cumplir ese consejo que dice que «si deseas que te promuevan a un puesto concreto, asegúrate de parecerte a la gente que ocupa ese puesto”. En este caso no estamos dentro de la empresa (todavía) por lo que no sabemos a ciencia cierta cómo visten habitualmente aquellas personas que ocupan el puesto al que quiero acceder. Por tanto intenta vestir como crees que tendrás una mejor aceptación entre tu/s entrevistador/es.

Una buena despedida.

Da la mano, mira a los ojos de tu/s interlocutor/es y muestra interés hacia el próximo paso en el proceso.

Aplicando estos enfoques en la entrevista, digamos que se aumentan las posibilidades objetivas de ser la persona elegida, pero incluso después de haberlos aplicado, siempre hay una serie de condicionantes subjetivos y de imperfecciones por parte de la parte entrevistadora que hacen que cada entrevista sea diferente.

Y por tanto, a veces, por ambas partes, se produzcan sorpresas y aquellos candidatos que parecían con menos opciones hayan enganchado a la audiencia en el momento justo y con la persona adecuada.

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